Glaciar 10




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ORQUIDEAS SILVESTRES

Datos personales

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Rosario, Santa Fe, Argentina
Me llamo juliana, nací un 18 de Novimbre,hace ya muchos años.Soy española pero resido en Argentina, a quien debo el ser quien soy. Estudié en la facultad de Bellas Artes,profesorado de dibujo, pintura y artes aplicadas,incluyendo la cerámica artística a la que dediqué toda mi vida. Ahora en forma autodidacta trato de recuperar mi vocación por escribir lo que me dicte mi inspiración sin pretensiones literarias. Con ello cumplo un sueño que permaeció dormido pero no olvidado,mucho tiempo. Este blog tiene el propósito de dejar un legado virtual para aquellas personas que me recuerden cuando ya no esté en este mundo. Desde algún lugar los veré y me sentiré feliz ¡que así sea!

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martes, 26 de mayo de 2009

LA VENTAJA...


En noviembre del año 1930, yo cumplí los 6 años. A mi hermano Antonio se le ocurrió la idea de que no era justo que yo jugara libremente en la hora de la siesta, cuando mis padres dormían un par de horas para recuperar algo de energías, después del arduo trabajo de toda la mañana, previo madrugón.

No...¡no era justo! que él (11 años) y mi hermana Isabel,( 8 años) cuando llegaban de la escuela, después de almorzar, tenían que dedicarse a hacer las tareas que presentarían al día siguiente.

Eso sucedía en temporada de escuela, pero ahora que estaban de vacaciones tenían que idear algo para cambiar esa situación, porque las clases empezarían dentro de poco. Y la idea surgió. Mis hermanos no iban a permitir que yo holgazaneara y jugara todo el tiempo mientras ellos <"POBRECITOS"> se martirizaban con el estudio, de modo que, en astuta complicidad, decidieron extorsionarme.
Si yo no estudiaba con ellos, cualquiera de los dos cometería una maldad, me echarían las culpas a mí, mis padres les creerían a ellos porque eran dos contra uno y se apoyarían mutuamente.
Inocentemente les pregunté que maldades harían y la respuesta me horrorizó.

Podian cortarle el rabo al perro, destripar al gato, abrir el gallinero para que las gallinas destrozaran el sembrado, soltar el caballo al camino para que no lo encontraran nunca más o cualquier otra perrería digna de tener en cuenta.
Dando crédito a semejantes atrocidades no tenía más opción que obedecer lo impuesto por mis hermanos.A mi madre le pidieron que comprara un cuaderno y un lápiz, porque "se me había ocurrido que ellos me enseñaran a escribir", y ella lo creyó.

Comenzó, para mi, una escuela apócrifa, apremiante, con un cuaderno, un lapiz, y una goma de borrar. Una maestra ( Isabel ) y un director( Antonio) que además era corrector y encargado de imponer las penitencias para mantener el respeto y la obediencia. Después me dí cuenta que así imponían el orden en la escuela y ellos emulaban el proceder.
Pero yo no era ni mansa ni muy obediente y con berrinches de rebeldía queria abandonar mi aprendizaje (o como se llamase esa situación) y dedicarme a mis juegos, pero mis hermanos no cejaban en su intento. Isabel, poniendo el dedo índice en sus labios en señal de silencio...Shhii y Antonio preguntando ¿ quieres ver sin rabo al perro o despanzurrado al gato? y con esos argumentos más que convincentes, llorando mi rabia y mi impotencia, volvía a ocupar mi lugar de alumna.

Así pasaron los tres meses de vacaciones y en pocos días más comenzarían las clases.
Nunca pude explicarme como en tan poco tiempo mis ( "maestros" )hermanos, lograron que yo aprendiera a escribir y leer de corrido, lo que me permitió comenzar la escuela con un año menos del permitido para el ingreso. Mi madre habló con el director y previa prueba de algunas preguntas sobre letras y números me aceptaron.

Mis hermanos lograron lo que se habían propuesto; que yo hiciera mis tareas en la
siesta junto a ellos. Pero de aquella experiencia yo obtuve algunas ventajas, una,
que me aceptaran anticipadamente en la escuela y otras, que contaré en mi próximo
relato para no cansarlos al ser tan extenso.

Juliana Gómez Cordero


















miércoles, 20 de mayo de 2009

"RECUERDO DE UN GRAN HOMBRE"


Setiembre de 1974, sábado por la tarde, después de una reparadora siesta, trás una agobiadora semana de trabajo y preocupaciones propias del trajín diario tratando de recuperar fuerzas y ánimo para comenzar el lunes con la rutina de los madrugones y corridas para no llegar tarde a nuestro lugar de labor.
Así un día y otro y otro con la certeza de saber que la chatura de nuestro modo de vida en la gran ciudad de Buenos Aires, no nos permitía grandes innovaciones, como pensar en hacer un viaje o una excursión de varios días, por que eso solo podíamos hacerlo en las vacaciones y faltaba mucho tiempo todavía.
Sumida en mis cavilaciones me disponía a preparar la merienda para mi esposo y para mí,cuando de repente él me preguntó.
-¿Que te parece si esta noche vamos al cine?
- Puede ser,le contesté, por que estoy aburrida.
- Y ¿que película te gustaría ver?
-Fíjate en el poriódico en que cine dan "La Tregua"; debe ser buena por que está basada en el libro de Mario Benedetti.

¡ Vaya si fué buena !... Excelentes actores, un argumento genial muy bién logrado, fiel al libro, que leí después de haber visto la película.
Tanto me gustó esa novela, escrita con sencillez pe ro con tanta profundidad que a partir de entonces me convertí en una adicta a la lectura de los cuentos, poesías,
amenos relatos, y talentosas reflexiones de Mario Benedetti.
Pero eso hace ya mas de veinte años. Compré algunos libros, otros me los prestaron y hay muchos que no tuve oprtunidad de leer.

El lunes 18 del corriente més, nos dejó sin su presencia física, pero aquí quedó su exquisita obra literaria y el imborrable recuerdo de su personalidad.
No lo despido con llantos, porque la admiración que siento por él no permite vanos lamentos, sino un fuerte aplauso,un gigantesco GRACIAS y un sincero hasta luego para cuando yo siga su camino y nos encontremos en esa otra dimensión donde Dios lo habrá estado esperando con los brazos abiertos.

lunes, 18 de mayo de 2009

¿ COMO TE LLAMAS?

¿ Que edad tiene
esa piba(1) ? pre-
guntó a mi madre
el guarda(2), refi-
riéndose a mí;
ella le contestó
simulando
serenidad... es
muy pequeña
señor, hace
pocos días
cumplió 3 añitos.
Era del conocimiento general que el límite de edad
para viajar gratis era hasta los 4 años y yo hacía ya
tres meses que los había cumplido.
Mi madre conocía esa ordenanza, pero como yo era muy
menuda, y nuestra situación económica era crítica (recién
llegados de España) sacó el pasaje del tren para ella sola,
convencida de que la persona que controlaba los boletos(3)
al ver una niña tan pequeña, no pondría en duda sus
palabras .
Pero el guarda, con una irónica sonrisa y mirándome
fijamente me preguntó ...¿ como te llamas preciosa? y
yo, para demostrale que recordaba perfectamente mi
nombre, muy suelta e incluyendo una reverencia, le
respondí ; me llamo Julianita Gómez Cordero, para
servir a Dios, a mis padres y a usted, pa´lo que guste
mandar. (Así me lo habian enseñado y así lo dije) .
El guarda, con cara de disgusto se dirigió a mi madre y
le dijo ¡¡ los documentos, por favor!! Ella no mostró los
documentos; no era necesario . Avergonzada extrajo su
monedero y pagó mi pasaje.
Vimos alejarse al guarda, pero había dado unos pocos
pasos y girando sobre sí, volvió hacia nosotras y con
un guiño cómplice, le dijo a mi madre mientras devolvía
el dinero del boleto... Tiene usted razón señora, a esta
piba tan chiquita no le corresponde pagar pasaje.
Yo contemplaba perpleja la escena sin entender lo que
estaba ocurriendo.

Mucho tiempo después, cuando mi capacidad de raciocinio
me permitió analizar aquel episodio, comprendí la buena
acción de aquel hombre, anónimo, desconocido, pero que
poseía un enorme corazón.


ACLARACIÓN: (1) Piba- niña pequeña (2) Guarda- La persona encarcada de control

de los pasajes (3) boletos nombre del pasaje -boleta-



Juliana Gómez Cordero

jueves, 14 de mayo de 2009

RECUERDO.....



La
escuela
era
pobre
¡muy
pobre !
tanto
como
su edificio, su predio y el paisaje que la circundaba
porque al ser invierno sus árboles mostraban su esqueleto
desnudo, sus ramas raquíticas, oscuras e inmóviles, como
ateridas de frío.

El camino que nos conducía hasta ella, estaba demarcado en
ambos lados con alambre de púas para delimitar las propie-
dades. Algunas habitadas por sus dueños o arrendatarios, se
veían espléndidas con el verdor de sus sembrados y algunos
espacios con gramilla para el pastoreo de sus animales de
labor. Otras, en cambio, desoladas y cubiertas de pastizales
crecidos y secos evidenciando la carencia de dueños o desin-
terés de los mismos en trabajarlas, o hubiesen sido adquiridas
simplemente como inversión.

Mis hermanos y yo, para llegar hasta la escuela, debíamos
caminar más de dos kilómetros por ese camino polvorieto,
con profundas huellas que dejaban los carros cargados con
toneladas de caña de azúcar, por ser precisamete en invierno
el tiempo de cosecha. Zafra en Tucumán, provincia argentina
que se destacaba (por entonces) en el cultivo, la producción
y comercialización del azúcar que abastecía a la provincia,
gran parte del país, tambien a paises limítrofes y ¿ por qué
no? a distintas naciones de todo el mundo.

Era muy común en el trayecto que a diario hacíamos, ver
una caravana de carros (siempre en grupos, nunca uno solo)
tirados por dos o tres pares de bueyes.
Al frente de todos iba un jinete a caballo, con una corneta(1)
a la que pomposamente llamaban "Clarín" porque siendo de
bronce bruñido lo parcía, al tener un brllo peculiar.
La hacía sonar estridentemente como quién dirige un equipo
que obedecía en el acto puesto que el paso cansino de los
bueyes no lo alteraba nada; ni los perros que salían ladrando
furiosamente, ni la picana (2) que usaban los carreros (3)
para instigarlos a caminar mas rápido. Nada los apuraba,
nada los detenía; tan solo lo lograba el sonido del " Clarín".

Se preguntarán ustedes el porqué de esa obediencia. La res-
puesta es simple. Los bueyes lo hacían para gozar de unos
minutos de descanso y los hombres se reunían para entonar-
se (4) bebiendo de la misma botella, un toco (5) de ginebra
que al pasar por el garguero(6) les proporcionaba esa tibieza
necesaria para soportar el frío de tan gélida mañana, opera-
ción que se repetía con frecuencia en el trayecto.

Era un espectáculo tan cotidiano como singular. Agradezco
que en estos momentos se asome a mis recuerdos, por que
( eso Sí ) desapareció definitivamente con el paso del tiempo.
El progreso que modificó tantas cosas con su avanzar cons-
tante e ineludible, se encargó también de destruir viejas y
pintorescas costumbres que quedaron grabadas en la mente
de algunas personas que vivimos aquellos años y que a Dios
gracias, lo podemos recordar.


Aclaración: (1) instrumento como un tubo que termina en forma de campana

(2) vara larga con una afilada punta de metal (3) veículo de tracción a sangre

(4) ponerse a tono,embriagarse levemete (5) gran trago (6) garganta


JULIANA GÓMEZ CORDERO