
Cuando comenzó la guerra civil española, año 1936 hacía ya 8 años que viviamos en Argentina, mi familia y yo que tenía apenas 12 años. Pero recuerdo que mis padres
comentaban la admiración que sentían por el gran poeta y escritor, Federico García Lorca.Y esa admiración ,obviamente, fue asumida por mis hermanos y por mí.
Vivíamos en un pueblo del campo llamado Bella Vista , en la provincia de Tucumán
En el pueblo había un cine, muy modesto, donde podíamos ver películas en blanco y negro, muy de vez en cuando, porque contábamos con dinero escaso y no se podía malgastar.
Pero no había teatros y para presenciar alguna obra había que viajar en tren a la capital de la provincia ( San Miguel)y pernoctar allí por que no había trenes para regresar.
Menciono esto porque en el mes de Julio de ese 1936, se representaba la obra "Bodas de Sangre" y mis padres ansiaban ir a verla, pero no querían dejarnos solos toda una noche. Mi hermana mayor los convenció, prometiéndoles que ella nos cuidaría, que fueran tranquilos, que todo estaría bien; y así fue.
Cuando regresaron al día siguiente, estaban tan contentos, que no hacían otra cosa que comentar la obra con el valor añadido ( eso no lo esperaban) de haber visto en el escenario al mismísimo Federico que había acompañado a la compañía de Lola Membrives recorriendo en su gira por las provincias argentinas.
Tucumán era la última y emprendía el regreso a España.
Había transcurrido apenas un mes cuando una noticia en el periódico local, dejó estupefacto a mi padre cuando leyó "El fusilamiento de Federico García Lorca”
Una breve y confusa explicación donde la complicidad del partidismo político trataba de justificar lo injustificable. “Traición confirmada y justicia con previo juzgamiento” ¡¡MENTIRAS! ¡ Ni se comprobó la traición ni fue juzgado ! Fue un vulgar y cruel asesinato.
Ese funesto día lloramos su muerte toda mi familia. Yo, la única sobreviviente de aquel grupo familiar, lo lloro todavía.
Juliana Gómez cordero