Con ese corazón atribulado, pretendes
que la vida
es un eterno absurdo, un despiadado
abismo sin medida.
Y no ves mas allá de tu infortunio,
sabes solo medir
tu desconsuelo
sin pensar que, detrás de cada nube
hay un pedazo límpido
de cielo.
No todo es triste y negro en este mundo,
trata de descubrir las cosas
bellas
y no pienses que, sembrando nubes
puedes un día, cosechar
estrellas.
Si cimentas tu vida en los pilares
de un pedestal de eterna
desconfianza,
es imposible luego que pretendas
transitar en un mundo
de bonanza.
Así en el yunque que forjaando estás
a golpes, construyendo
tu experiencia,
procura que el martillo de los años
modele y perfeccione
tu existencia.
Y al final del camino, en el ocaso,
si vuelves la mirada
hacia el pasado,
verás a los costados de tu senda, las flores
que has sembrado.
Juliana Gómez Cordero
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jueves, 5 de julio de 2007
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