No parecíamos niños que iban a la escuela; simplemente un grupo de niños, pobremente vestidos cada cual con su ropita de todos los días, sin uniformes, ni siquiera guardapolvos, zapatillas colegiales o algún detalle que evidenciara nuestra condición de estudiantes.
Vistos en conjunto nos asemejábamos a una bandada de gorriones movedizos correteando y saltando baches en la disparidad del camino terregoso, polvoriento, surcado por las profundas huellas que dejaban marcadas los carros . Cada tanto , especialmente a las orillas del camino, de trecho en trecho, algunos charcos, producto de lluvias anteriores, que en épocas de invierno se congelaban formando una escarcha, que a los niños nos divertía romper con el pié provocando un sonido como a vidrios rotos cuyos trocitos se disolvían rápidamente en el agua.
A esa hora temprana, bajo un cielo diáfano y azul se destacaban los pilpintos (1) que revoloteaban con su impactante blancura brillando con el sol.
Pocos pájaros, salvo algún “quetupí “(2) o alguna “urpila” (3) que pocas veces se aventuraban tan temprano y los infaltables “incanchos” ( 4) que se desplazaban en bandadas de corto vuelo de sembrado en sembrado, para desesperación de los agricultores por el daño que causaban.
Caminar en grupo no cansa tanto y llegamos a la escuela dispuestos a dedicarnos a comenzar un nuevo día como muchos,
como tantos otros rutinarios, prestando atención a las indicaciones de la maestra.
Yo, sinceramente, me aburría con ese comienzo de los palotes, el deletreo de a-e-i-o-u-- m-a= ma etc. que ya me sabía de memoria, puesto que – gracias a mis hermanos- ya podía escribir palabras y frases de corrido.
Pero ese día me sucedió algo inesperado que me dio otra de las ventajas que mencioné en mi post anterior. Mi maestra me pidió que llevara unos libros a la maestra de 2º grado, pero me detuve en la puerta antes de entrar porque en ese momento dicha maestra estaba reprendiendo muy enfadada a una niña que estaba tratando de escribir en el pizarrón . El enojo de la maestra era tal que dirigiendo su mirada hacia mi, le dijo.”Estoy segura que esta niña que viene de primer grado lo sabe escribir y dándome una tiza me dijo.- ¿ vos podes escribirme esta frase-“ Susana es una niña hacendosa”?.
Cuando la terminé de escribir , la maestra tenia una expresión de estupor en su rostro, porque posiblemente lo había dicho
hipotéticamente sin tener la seguridad de que yo pudiera hacerlo. Y la verdad es que no sé si la escribí bien o no, porque yo de ortografía no sabía absolutamente nada. Pero con mi actitud me gané el odio permanente de Yolanda, que así se llamaba la niña que no supo escribir la frase.
Al día siguiente mi madre fue con nosotros al colegio porque el señor director le había enviado una nota pidiéndole que fuera a hablar con él y en el camino nos preguntaba si alguno de nosotros había hecho algo indebido, para requerir su presencia.
Solo se tranquilizó cuando el señor Pedro, (el director) nos llamó a mi madre y a mi, y mirándome dulcemente , acariciando mi cabecita le dijo a mi madre: Señora , la hice venir por que su hija está muy adelantada en su estudio y está en condiciones de cursar el 2º grado, pero debemos pedir su autorización ¿está usted de acuerdo?
A lo que ella contestó; señor, yo quiero para mi hija una buena educación. Sin saltear el curso de los tiempos .
El director la miró fijamente y le dijo. Señora , permítame decirle que si esta niña continúa en primer grado estará perdiendo el tiempo lamentablemente. Permítame intentarlo y si vemos que al terminar el ciclo no está en condiciones de aprobar le haremos repetir el año. Pero al menos lo habremos intentado.
Con esas condiciones mi madre aceptó y al día siguiente yo era una mas de las alumnas de 2º grado.

Aclaración: (i) Pilpintos-mariposas blancas pequeñas y muy abundantes.
(2) Quetupí un ave que su verdadero nombre es Benteveo. Tiene el dorso pardo, cola y pecho amarillo y una
franja blanca en la cabeza.
(3) Urpila- paloma torcáz.
(4) incancho – pájaro parecido al gorrión pero tiene copete.

Juliana Gómez Cordero