
hacia el infinito, apenas en
el término de una semana.
Distintas afecciones
pusieron fin a sus vidas
que, no obstante lo
avanzado de su edad, me
golpeó duramente, dado
el afecto que sentía por
ellas¡ Cuantos años de amistad, cuantas cosas compartidas
y tanto para recordar !
Es verdad cuando decimos que la vida es muy corta y
nuestro paso por ella es breve, con la inconsistencia de
lo imprevisble y la conviccón de lo inevitable, asumido
desde siempre e incorporado a nuestro"legajo personal"
con la certeza de que nuestra condición de mortales nos
marca un período de vida limitado, temido y a la vez
aceptado, tratando de pensar lo menos posible en el
final ineludible y el misterio que conlleva .
Pero cuando el que muere es alguien de nuestro entorno
y le amamos, sentimos el impacto contundente, obviamos
el razonar filosófico y nos entregamos de lleno a lamentar
su partida y llorar su ausencia, aunque sabemos que
solamente se nos adelantaron un paso previo a nuestra
partida. Cuando llegamos a esta edad avanzada, sentimos
sensaciones muy dispares; por un lado la satisfacción por
haber ( gracias a Dios) llegado a tan longeva etapa, pero
también tomamos conciencia de que no es mucho el tiempo
que nos resta por vivir. Que nos espera el inevitable y no
lejano"trasplante"de una a otra vida. Y como tal, considero
que tenemos ya asignado un sitio en la "lista de espera"
puesto que nuestro sindrome de senectud, es "progresivo
e irreversible".
Esto lo tengo asumido tan conscientemente, que no me
causa temor ni desvelo, porque si bien no tengo ninguna
prisa de que suceda, estoy enteramente dispuesta a acudir
al llamado de Dios, para devolverle la vida que con tanta
generosidad, me prestó.
Toda esta meditación invadió mi mente, reflexionando,
primero, en el velatorio de Silvina, mi vecina de enfrente,
cuyo deceso fué súbito, por un paro cardíaco. No así Raquel,
que lamentablemente padeció una larga y penosa agonía
a consecuencia de de su mal incurable y la evidente auencia
de voluntad anímica, para luchar contra ello.
Ruego a Dios para que sus almas descansen en paz, con el
deseo de poder reunirme a ellas en algún ipotético lugar,
dado mi modo de pensar, que morir no es un adios.....es un
simple "hasta luego."
Juliana Gómez Cordero