Digna de todo elogio y ponderaci-ón, hay que
verla para apreciarla en toda su magnitud y
aún así nos queda la duda si estamos soñando
o es una impactante realidad.
La Naturaleza, en su prodigiosa creatividad, realizó una maravillosa Obra de Arte en cada
uno de sus paisajes. El ser humano empequeñece, ante tanta majestuosidad y soberbia grandeza. Fuerza y belleza aunada para deleite y embeleso de quién pueda contemplarla.
Es mi humilde opinión -sincera- de lo que experimenté cuando estuve allí.
Juliana Gómez Cordero
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