DEBÏA HABER SIDO PUBLICADO EL DÏA 18 DE AGOSTO , RECORDANDO AL POETA EN EL ANIVERSARIO 75º DE SU MUERTE ¨¡¡PERDÖN POR EL RETRASO!!
Olivo donde asesinaron a FedericO
La noche se tornó radiante con el brillar de sus estrellas titilantes, con luces que semejaban exquisitos bordados de lentejuelas en un fondo de gasa azul oscuro, pleno de encanto, induciendo a la ensoñación.
El día había quedado atrás, con su esplendidez esparcida generosamente sobre el paisaje que, agradecido, la transformaba en belleza, ofreciéndola sin restricciones. .Pero…como
es habitual, el atardecer llegó puntualmente, opacando la luminosidad exultante de ese día a punto de despedirse con un adiós de colorida pesadumbre en lento alejamiento, dando paso a la noche que se apresuraba a ocupar su sitio de reina voluptuosa , excitante
y misteriosa ¡ Mujer al fin!
Los pasos de Federico, lentos, pesados, pero silenciosos, acompasaban el ritmo de su paseo solitario (en apariencia). No estaba solo, ¡ Nunca lo estaba ! Su prodigiosa mente creaba imágenes que se corporizaban prodigándole grata compañía, coloquios compar-
tidos y fuentes de inspiración para sus múltiples composiciones poéticas
¡ Sí ¡ Federico era un gran poeta, romántico y soñador. Amaba la noche y se dejaba atrapar por el hechizo que emanaba de su silencio conmovedor.
Pero esa noche algo turbaba su paz. Un extraño malestar en su interior le producía un temor desconocido e inquietante, como previniéndole de algún posible suceso desagra-
dable ¿sería un presentimiento? Sin dudas, lo era.
Los presentimientos no son voces, pero hay que prestar atención a lo que nos dicen en silencio. Son sensaciones imprecisas, acuciantes y obsesivas, en su afán de prevenir
los males que acechan amenazantes.
Susurros en sordina atormentaban sus oídos tratando de advertirle del peligro que corría si no tomaba alguna rápida decisión. ¡¡¡Federico!!!! huye que estás a tiempo todavía ..Se lo repetían una y otra vez , pero él no entendía el significado de esas advertencias ni el porqué tener que huir si no había cometido ningún delito ni nada que le reprochara su conciencia.
Esa espléndida noche estrellada, fue la última que vieron los ojos del poeta. Sus musas le acompañaron en silencio en su regreso a casa .
Juliana Gómez Cordero
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